El perfeccionismo

¿Es bueno ser perfeccionista?

 

Para muchos la respuesta obvia sería: sí, claro. Pues bien, me gustaría compartir mis reflexiones al respecto, fruto de mi experiencia personal y profesional en consulta y acompañando a personas en procesos de coaching.

 

1. No somos seres perfectos.

 

Cuando antes aceptemos esta realidad, antes podremos aprender a gestionar nuestras expectativas y evitar frustraciones inncesarias. 

 

2. Objetivo: alcanzar la mejor versión de nosotros mismos.

 

Trabaja para superarte, para mejorar, para alcanzar tus propósitos, disfruta aprendiendo a vivir y aprenciando el camino, el proceso, no sólo el resultado.

 

3. Pretender ser perfecto vs actitud de crecimiento.

 

Cuando alguien se cree perfecto o quiere serlo, siente la necesidad irrefrenable de controlar cada uno de sus actos, de estar siempre "en la cima", de no cometer errores, no se da permiso ni para despeinarse si se me permite el guiño. Esta rigidez le convierte en esclavo por elección de su vida y le lleva a vivirla desde la ansiedad, el estrés y en muchas ocasiones con un autodesprecio por no alcanzar esa perfección.

 

4. Dime qué padeces y te diré como eres.

 

La desmesurada autoexigencia conlleva tal grado de tensión que provoca la aparición de dolencias físicas (somatizaciones) como por ejemplo dolor de espalda (cervical), dolor de cabeza, migrañas, dificultades digestivas, cálculos en órganos como la vesícula y riñón... Especialmente las mujeres pueden presentar trastornos de alimentación como la anorexia que está directamente vinculada con la baja autoestima. Conocer tus límites y aceptarlos ayudará a mejorar tu salud mediante una adecuada gestión emocional.

 

5. ¿Qué se esconde tras el perfeccionismo?

 

La personalidad perfeccionista se forja en los primeros años de vida y está asociada a las experiencias vividas durante la infancia. El pensamiento que subyace es que: " si lo haces bien, te querrán, mientras que sino puedes ser el blanco de desprecio, burlas o críticas". Esta idea crece y se graba en nuestro interior pudiendo llegar a convertirse en un verdadero lastre que afecta a nuestra autoestima.

 

Por último quiero invitarte a responder algunas preguntas si te has sentido identificado/a con la descripción anterior.

 

¿Para qué quieres ser perfecto?

¿Qué motivos hay en esa búsqueda de la perfección?

¿Qué te comporta aceptar tus áreas de mejora?

 

"La perfección es una pulida colección de errores". Mario Benedetti.

 

Gracias por tu atención y como siempre te invito a dejar tu comentario.

 

Hasta pronto!

 

 

 

 

 

 

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Comentarios: 6
  • #1

    Iris Molina (miércoles, 29 enero 2014 19:42)

    Hola Carme!
    Si sigues el punto dos al dedillo tiende a la perfección. Es decir, yo siempre intento mejorar, y de forma consciente no quiero ser perfecta (entiendo que eso es imposible) pero pienso que siempre lo puedo hacer mucho mejor. ¿En qué momento paras para no entrar en esa rueda? ¿Hay que bajar el nivel de autoexigencia? ¿cuando?
    Gracias!!

  • #2

    Marta (jueves, 30 enero 2014 09:52)

    Hola Catmen, Otra dolencia fisica que se deriba de la busqueda del perfeccionismo y edta relacionada con la somatizacion de las tensiones y frustaciones es la Fibromialgia. Y lo digo por experiencia!!! Una enfermedad cronica que padezco desde hace catorce años y que tuvo su punto de inflexion hace ocho. Cuando aprendi a cambiar el chip de mi cabeza.... volvi a nacer!!!. Es duro conseguirlo se necesita teson y paciencia y "aprender" cada dia de tu vida. Yo ahora soy feliz por poder dia a dia superar los sintomas de la fibromialgia. Hasta pronto!!

  • #3

    Carme Brit García (viernes, 31 enero 2014 11:25)

    Gracias a Iris Molina y a Marta por sus interesantes aportaciones.

    Iris, justamente con tu pregunta pones de relieve uno de los aspectos clave en este tema: dónde está el limite, quién lo pone y para qué.

    La mejora continua y la exigencia personal es imprescindible para nuestro crecimiento personal y profesional y en esto seguro que estamos todos de acuerdo, así como que para ello debemos trabajar duro para alcanzar nuestra mejor versión.

    Pero está claro que nuestra propia naturaleza nos dota de unos límites y es bueno conocerlos para ajustar nuestras expectativas.

    Una "autoexigencia desproporcionada" nos llevará a vivir nuestra vida y proyectos con ansiedad, frustración y sentimiento de inferioridad que afectará directamente a nuestra autoestima y a las relaciones que establezcamos con los demás.

    El punto de inflexión en este tema es cuando "siempre" te exiges más y esto no te permite sentirte satisfecho con tu propio trabajo o desempeño de tu actividad. Desear ser mejor es un anhelo motivador, retador; autoexigirte ser el mejor es una petición que puede causar bloqueo.

    Un aspecto a considerar también es el factor tiempo. ¿Cuánto tiempo empleas para desarrollar una tarea? ¿Tu perfeccionismo impide que sigas un ritmo adecuado respecto a otras personas? ¿Esa autoexigencia te roba tiempo a tu vida personal? A veces buscar el perfeccionismo te atrapa en un no acabar nunca o que el trabajo se acumule.

    Hay que distinguir entre ajustar expectativas en función de las capacidades y bajar la autoexigencia o confundirlo con el conformismo.

    Todos tenemos la capacidad de regular nuestro grado de exigencia. Un punto importante es formularnos preguntas acerca de qué beneficios nos aporta, en qué nos limita, qué buscamos con ello, hasta cuando podemos seguir así…

    Espero que te haya ayudado mi respuesta.

    Respecto a tu comentario, Marta, totalmente de acuerdo. La fibromialgia también es una de las dolencias físicas que pueden ser consecuencia, entre otros factores de un excesivo grado de perfeccionismo.

    Reitero mi agradecimiento por vuestras aportaciones y hasta pronto!






  • #4

    Iris Molina (viernes, 31 enero 2014 23:17)

    Gracias a ti, Carme.
    Un abrazo.

  • #5

    Esther (lunes, 03 febrero 2014 17:50)

    Hola Carme: gracias por tu artículo tan interesante que pone de manifiesto que a veces o mejor dicho la mayoria de veces nos exigimos demasiado y la contraprestación de esa exigencia no nos aporta nada, solamente estrés y ansiedad. Deberíamos en nuestro día a día fijarnos en aquellos momentos donde queremos ser perfectos y por un momento probar de cómo nos sentimos si no los somos haciendo esa tarea que estábamos haciendo!!! Un dia de estos saldré de casa sin hacer la cama y la cocina por recojer!!! Seguro que me siento bien jajaja...saludos

  • #6

    Carme Brit García (miércoles, 05 febrero 2014 09:29)

    Gracias Esther por tu aportación :)